El último año ha contribuido a que la flexibilidad se haya convertido en una de las principales consignas del diseño de edificios comerciales, de modo que tanto los entornos de oficina como los inmuebles multiusos y espacios de coworking sean más dinámicos y reconfigurables que nunca. Además, la rápida evolución de las tecnologías de los edificios inteligentes hace pensar que, como parte de esta tendencia, en un futuro próximo, estos espacios serán capaces de gestionarse por sí mismos. Sin embargo, a pesar de las claras ventajas en términos de usabilidad y rentabilidad, es fundamental garantizar que la agilidad y automatización de los edificios evolucionen siempre de la mano de la máxima seguridad.
Los entornos de trabajo que se caracterizan por ser configurables y reconfigurables suponen un cambio constante para los gestores de los edificios, cuya obligación es cumplir con la normativa de seguridad contra incendios en cada fase de la ocupación del edificio. Todo esto requiere, asimismo, que estos sistemas contra incendios también sean flexibles y ágiles.
En este sentido, el potencial de un edificio totalmente automatizado hace que una gestión eficaz recaiga en soluciones inteligentes. Estas tecnologías pueden crear una conectividad que se adopte de forma responsable, ofreciendo los máximos niveles de seguridad física y cibernética. La clave en ambos retos podría encontrarse en dispositivos que a menudo solemos pasar por alto.
Avanzando hacia el futuro
La digitalización ha permitido mejorar las funcionalidades de dispositivos como los sensores de incendio, los detectores de movimiento y los contadores de energía, que tradicionalmente han desempeñado una función sencilla y discreta para proporcionar un entorno seguro y confortable.
Gracias a las comunicaciones y a la inteligencia integradas, los dispositivos inteligentes pueden ayudar a procesar la información y a tomar decisiones rápidas de forma independiente, al tiempo que envían datos a la nube para su posterior análisis y registro.
Mientras tanto, en el caso de los edificios autónomos, los dispositivos inteligentes permiten realizar su propio seguimiento, identificando cualquier posible reemplazo o proceso de mantenimiento y mejorando a la larga los costes asociados. Estos también podrán detectar y responder más rápidamente, así como proporcionar análisis de mejora del rendimiento.
Hoy en día, numerosas instalaciones trabajan para crear entornos más saludables, e incluso toman medidas para cumplir con el distanciamiento social. Los integradores de sistemas deben proporcionar el máximo nivel de seguridad y trabajar con la mayor eficiencia posible, obteniendo información de cualquier problema antes incluso de llegar al lugar.
Ciclo de vida
En el contexto actual, las organizaciones de toda la cadena de valor en materia de seguridad contra incendios se enfrentan a retos significativos. Entre ellos, el mantenimiento de instalaciones con menos equipo o el acceso limitado a instalaciones debido a cierres. Todo ello, garantizando una respuesta eficaz y la máxima seguridad en todo momento.
La puesta en marcha del sistema contra incendios de nueva generación agiliza el ciclo de vida de la construcción. Un rendimiento óptimo en cuanto a tiempo y costes es fundamental para el éxito de cualquier proyecto de construcción. Según McKinsey & Company, la mayoría de los grandes proyectos de construcción duran un 20 por ciento más de lo previsto, y el presupuesto se excede en el 80 por ciento de los casos. En un sector que representa el 13 por ciento del Producto Interior Bruto mundial, se trata de una cuestión de importancia para todo el planeta.
No en vano, cualquier proyecto de construcción incluye una multitud de agentes con diferentes plazos y responsabilidades, la mayoría de los cuales están interconectados. Esto crea una larga cadena de tareas que, cuando se interrumpen, pueden provocar retrasos importantes. Mientras tanto, la presión en los costes da lugar a una mayor expectación para que los proyectos se realicen a tiempo y dentro del presupuesto.
Para mantener la competitividad, el sector de la construcción, incluidos los propietarios de edificios, debe aprovechar las tecnologías digitales que ayudan a mejorar las operaciones en todo el ciclo de vida del proyecto; desde el diseño hasta la puesta en marcha.
Proceso de encargo
Las obras conectadas utilizan la tecnología de la nube para permitir el acceso remoto y en tiempo real a la información sobre casi todos los aspectos de un proyecto. Por ejemplo, el modelado de información de edificios está proporcionando a los profesionales de la arquitectura, la ingeniería y la construcción conocimientos y herramientas vitales para ayudar a planificar, gestionar y ejecutar los proyectos de forma más eficiente. Asimismo, el uso de aplicaciones móviles, robots, Inteligencia Artificial y drones es cada vez más común en el sector de la construcción.
El software, por su parte, ofrece la posibilidad de acelerar el ciclo de vida del proyecto hasta la fase crítica final: la puesta en marcha del sistema contra incendios. Al llegar a la última parte de un proyecto de construcción, los equipos de seguridad contra incendios suelen trabajar con un déficit, elevando los potenciales riesgos. Por ello, las empresas constructoras y los propietarios de edificios deben seleccionar proveedores que ofrezcan un software integrado basado en aplicaciones que permita una puesta en marcha eficiente del edificio, eliminando el papeleo y las horas de trabajo innecesarias, proporcionando acceso a los datos en tiempo real, facilitando las comprobaciones a distancia y permitiendo un mantenimiento eficaz durante toda la vida del sistema.
Los avances tecnológicos seguirán haciendo que los edificios sean más inteligentes y se adapten a las necesidades de sus ocupantes
Gracias a los datos útiles que se pueden registrar y analizar, de la mano de los profesionales especializados del sector, los gestores de instalaciones pueden utilizar esta información en futuros desarrollos. De esta manera mejorará el uso de la energía, la optimización del espacio y otras eficiencias con un claro impacto positivo en sus operaciones, así como en la seguridad y la comodidad de los ocupantes del edificio.
