Francisco Javier Aboy Buceta Jefe de Sección Plana Mayor Primer Batallón de Intervención en Emergencias de la UM
Francisco Javier Aboy Buceta Jefe de Sección Plana Mayor Primer Batallón de Intervención en Emergencias UME
esús Pretel Gómez Servicio Prevención Riesgos Laborales de la UME
Jesús Pretel Gómez Servicio Prevención Riesgos Laborales UME

Seguridad en la lucha contra incendios forestales

Bomberos en un incendio forestal.

Como consideración previa de orden legal, debe precisarse que la Unidad Militar de Emergencias (UME), al intervenir en una emergencia, lo hace en el marco de una operación militar. Por lo tanto, le es de aplicación lo dispuesto en el punto 4 del artículo 6 del Real Decreto 1755/2007 de aplicación de la Ley de Prevención de Riesgos Laborales a las Fuerzas Armadas. Esto significa que, en dicha situación, está excluida de la legislación ordinaria referente a la prevención de riesgos laborales (PRL), y que serán las normas y procedimientos internos los que constituirán el plan de prevención de riesgos laborales para la citada operación, además de aplicarse en los supuestos de instrucción y adiestramiento.

La UME fue creada para intervenir, según dicta su “Protocolo de intervención”, en cualquier supuesto de grave riesgo, catástrofe, calamidad u otras necesidades públicas. Ello incluye su participación, entre otros, en inundaciones, corrimientos de tierras, terremotos, volcanes, etc. En los 15 años que han transcurrido desde la fundación de la UME, los incendios forestales han sido con diferencia el tipo de emergencia que más ha obligado a la activación de la misma.

Partiendo de la premisa inicial de que los riesgos de un incendio deben ser evaluados y por lo tanto conocidos, a medida que el incendio evoluciona, las variables que influyen en su desarrollo pueden cambiar de forma radical e inesperada. Por lo tanto, el personal que trabaja en la extinción puede verse bajo un peligro no previsto y por ello doblemente peligroso.

La preparación, el estudio en profundidad de los factores que intervienen en la evolución del fuego, además de la instrucción y el adiestramiento constante, constituyen un factor significativo en la seguridad del personal en las operaciones de lucha contra incendios forestales.

Como se verá a continuación, la aplicación de los principios rectores de la acción preventiva, identificación y evaluación de los riesgos, planificación de la actividad, aplicación de medidas correctivas además de la formación e información al personal participante en la intervención, serán fundamentales para el desarrollo con éxito de la seguridad en la operación.

Evaluación de riesgos

La primera actuación de los responsables de la intervención será efectuar un reconocimiento exhaustivo de la zona asignada, en el que se deberán identificar adecuadamente la orografía del terreno, los modelos de combustible presentes en la zona. Deberán dimensionar correctamente el perímetro del incendio (cabeza, cola y flancos) y las condiciones meteorológicas. También hay que prever la posibilidad de que la actividad se pueda prolongar durante el arco nocturno, lo que hará que las condiciones de visibilidad se vuelvan sumamente complicadas y los factores de riesgo aumenten de manera sustancial.

En el momento de plantear la operación a seguir, es fundamental valorar una serie de parámetros que influyen de manera determinante en la seguridad del personal interviniente:

A. Los vientos, tanto los dominantes en el lugar como los topográficos originados por las formas del terreno, así como los vientos convectivos que pueden ser generados en su dinámica por el propio incendio.

B. La pendiente de la zona a actuar, teniendo en cuenta que la velocidad de progresión del fuego siempre es más rápida ascendiendo que descendiendo por dicha pendiente.

C. La insolación de la zona, considerando que la vegetación de una zona insolada pierde antes su humedad y prende más fácilmente que en una zona de umbría.

Dispositivo de seguridad

El diseño de la estrategia de actuación conlleva una detallada planificación con respecto a la seguridad. Entre otros implica:

  • Elección del plan de ataque y la zona donde se realizará el posicionamiento en función de los resultados de la evaluación del modelo predictivo anteriormente descrito.
  • Seguimiento del “Protocolo OCEL”:
  1. Observación: siempre ha de haber alguien (observador) que tenga a la vista todo el frente en que se trabaja.
  2. Comunicación: el observador ha de estar comunicado permanentemente con todo el equipo para informar de cualquier cambio peligroso.
  3. Escape: establecimiento de una ruta de escape por si las condiciones de seguridad cambian repentinamente y hay que abandonar el lugar.
  4. Lugar seguro: la ruta de escape debe llevar siempre a un lugar seguro, que no sea alcanzado por el fuego ni por el calor radiado excesivo.
  • Designación expresa del responsable de seguridad que, junto a los observadores a modo de recursos preventivos, deberá situarse en una zona desde donde puedan controlar la evolución del incendio, así como la situación de cada uno de los componentes del equipo, sin que en ningún momento se les pierda de vista, por el riesgo inasumible de que alguien quede aislado.

Estos deberán informar al jefe del dispositivo de extinción de cualquier variación de las condiciones que implique un factor de riesgo añadido, para que este pueda tomar las decisiones oportunas con relación a la seguridad del despliegue.

  • Localización de la zona de anclaje (zona segura), identificando correctamente las rutas de evacuación, evitando transitar por zonas de la línea de defensa y dejando los vehículos en disposición de utilizarlos para una posible evacuación, direccionados hacia la ruta de escape.

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