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Valentín Martínez Valero Socio INT3+ Consulting

Inteligencia en la empresa: inteligencia económica, ¿para cuándo?

Inteligencia

El diario El Economista, el 22 de mayo de 2013, bajo un titular que rezaba «Rajoy crea un CNI económico para defender a las empresas en el exterior», explicaba lo siguiente: «Detectar y prevenir actuaciones contrarias a los intereses de España y sus empresas […] es la principal misión que el Gobierno encomendará al nuevo Sistema Nacional de Inteligencia Económico (SIE), organismo cuya creación se enmarca dentro de la Ley de Apoyo a los Emprendedores y su Internacionalización, que el Ejecutivo de Mariano Rajoy aprobará previsiblemente este viernes o, a lo más tardar, en el último Consejo de Ministros de este mes».

Dejando aparte algunas apreciaciones no del todo correctas del señor Triper, autor del artículo (como que el sistema hubiera de ser «un organismo» o alguna pequeña errata), la noticia era de especial relevancia para el tejido empresarial español por cuanto suponía poner en marcha una capacidad largamente echada en falta por todos cuantos estaban al tanto de iniciativas similares en países de nuestro entorno, que se habían demostrado altamente positivas.

Estas referencias se esgrimían ya dos años antes cuando, plenamente inmersos en la crisis económica desatada por la caída de Lehman Brothers, en 2008, veía la luz la Estrategia Española de Seguridad (EES), primer documento de esta naturaleza en España, publicado por el Gobierno del presidente Rodríguez Zapatero y muñido por Javier Solana. En él se señalaba la necesidad de contar con un SIE en España, “en consonancia con lo hecho por otros países”.

Bajo el título «Otras iniciativas», la EES dejaba muy claro que, «para garantizar nuestra seguridad», se ponían en marcha «algunas iniciativas operativas concretas», entre las que se encontraba: «Desarrollo de un Sistema de Inteligencia Económica, en colaboración con el sector privado, para la obtención y análisis de información económica, financiera y empresarial relevante para la seguridad, que permita detectar y prevenir actuaciones contrarias a nuestros intereses y apoyar la acción del Estado y una mejor toma de decisiones en este ámbito».

Sin embargo, las previsiones de la EES no se pudieron llegar a materializar por cuanto las elecciones de noviembre de 2011 trajeron consigo el cambio del partido en el Gobierno, que pasó de manos socialistas a las de los populares. Con ello, se produjo un cambio de estrategia en la materia, como vino a explicitar indubitadamente la publicación, en mayo de 2013, de la  Estrategia de Seguridad Nacional (ESN), la cual, aunque de una forma un tanto confusa, recogía igualmente la figura y necesidad del SIE.

Las expectativas creadas de que el SIE se hiciera realidad en una situación tan complicada como la que España y muchos otros países estaban atravesando eran muy altas. Sin embargo, el reloj siguió corriendo y nada se hizo realidad, como atestiguaba el clarividente artículo firmado por Eduardo Olier Arenas «¿Es España un país sin influencia? Hay que reforzar la Inteligencia Económica. Más allá de la Marca España, se necesita un Sistema de Inteligencia Económica», publicado en El Economista el 13 de septiembre de 2013, cuyo título da una exacta idea de su contenido.

El Sistema de Inteligencia Económica «desaparece»

La única noticia que se produce respecto al SIE hasta la publicación de una nueva edición de la ESN, en diciembre de 2017, vino de la mano del entonces director general de Comercio Internacional e Inversiones del Ministerio de Economía, quien, en mayo de 2015, declaró en una jornada que el Gobierno «aplazaba» la creación del SIE al menos hasta la siguiente legislatura.

A la vista de la tendencia descrita, no debería sorprender al lector saber que, a pesar de todo lo dicho y prometido en diferentes ocasiones, en esta última edición de la ESN, el SIE desaparece. En su lugar, aparentemente se contempla la creación de un desconocido «Sistema de Seguridad Económica» cuyos, «órganos, organismos, recursos y procedimientos […] fomenten la coordinación, colaboración, cooperación e intercambio de información entre las distintas Administraciones Públicas con competencias en materia de seguridad y en el ámbito económico-financiero, así como con el sector privado, con el fin de responder eficazmente a los desafíos que limitan el desarrollo y la competitividad de la economía española y amenazan la Seguridad Nacional».

Los avatares políticos de los últimos años han dejado también en el baúl del olvido a este remedo de SIE, igualmente desaparecido en la última edición de la ESN, publicada en diciembre de 2021.

Tejido empresarial indefenso

Cuesta aceptar que, en una situación como la que atravesamos, en la que los aspectos económicos adquieren una importancia capital para España, no haya sido posible implementar en él un SIE que, como tal, permita adelantarse a las amenazas provenientes de tantos ámbitos de un entorno tan dinámico y peligroso. Aunque se nos quiera vender la idea de que las medidas económicas más o menos afortunadas del gobierno son suficientes, lo cierto es que los problemas económicos los sufren especialmente las empresas. Por ello, el conocimiento imprescindible para una apropiada toma de decisiones por parte de cuantos actores intervienen en la actividad económica solamente puede ser proporcionado por un potente Sistema de Inteligencia Económica, que debe estar basado en una estrecha coordinación y colaboración público-privada. Con ser muy importante el apoyo gubernamental a las grandes empresas del IBEX en multimillonarios proyectos/concursos internacionales, es imprescindible evitar también que nuestras numerosísimas pymes queden expuestas e indefensas frente a las inquietantes amenazas de un entorno globalizado y vertiginosamente cambiante.

La teoría y la práctica de la Inteligencia Económica se pueden enseñar, como lo atestiguan los múltiples artículos y cursos que, con mejor o peor fortuna, existen en el mercado. Sin embargo, a menos que exista un buen mecanismo que facilite la generación e intercambio de inteligencia entre los actores económicos, el tejido empresarial español seguirá estando entre los más indefensos en esta materia de nuestro entorno.