Jose Ramon Becerra_Grupo On
José Ramón Becerra Fiaño Director gerente Grupo On Seguridad

Falsas alarmas: no esperemos al nuevo Reglamento, hay que actuar ya

Falsas alarmas al conectar el sistema.

El problema de las excesivas falsas alarmas vuelve a estar en boca de todos. Sobre todo porque el parque de alarmas conectadas a centrales receptoras de alarmas (CRA) no deja de crecer a fuerte ritmo. De hecho, debemos andar por los tres millones de usuarios, de los cuales en torno al 65 por ciento son residencias.

Además, el tirón de la demanda se mantiene. Por ello hay una oferta cada vez mayor de muchas empresas, incluso algunas de otros sectores (banca, telecomunicaciones, seguros…), que comercializan y facturan servicios de seguridad en alianza con compañías habilitadas.

Por tanto, y por pura matemática, el número total de falsas alarmas seguirá aumentando a medida que crezca el parque instalado. Todo ese volumen de alarmas las verificará la CRA en base a la tecnología que el cliente haya implantado asesorado por su instalador y a los procedimientos de verificación legalmente establecidos. De esta verificación saldrá un porcentaje que se habrá comprobado como falsas y otro que cumplirá los condicionantes legales para considerarse confirmadas y que deben comunicarse obligatoriamente a las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad (FCS).

Filtraje de falsas alarmas

Se solicita a las CRA esforzarse para que mejoren su filtraje, pero es muy difícil. Primero, porque ya estamos en una cifra muy alta, en nuestro caso en el 99,3 por ciento de las que recibimos. Y también porque, si se mantiene inalterado el contexto legal, no tenemos margen de maniobra en nuestra actuación. Algo mejorará en la medida que los sistemas antiguos se modernicen e incorporen imagen e Inteligencia Artificial u otros medios que ayudan a verificar, pero hablamos de décimas en el posible margen de mejora.

Por tanto, comunicamos a las FCS el 0,7 por ciento que son alarmas confirmadas. De estas, en nuestro caso, el ocho acaban siendo alarmas reales, algo más en Cataluña, que tienen procedimientos de verificación ligeramente distintos que nos permiten filtrar más. Es decir, en el 92 por ciento de nuestros avisos por alarmas confirmadas fue innecesaria la presencia policial.

Para hacerlo más gráfico, de cada 10.000 alarmas recibidas, filtramos 9.930 y avisamos 70 veces por ser confirmadas; y de ellas no llegan a seis las que son reales. Una espectacular proporción 10.000 a seis. ¿Saben el esfuerzo y los recursos que precisa una CRA para verificar diligentemente 10.000 alarmas? Y en nuestro caso recibimos 20 veces más cada mes…

Se solicita a las centrales receptoras de alarmas esforzarse para que mejoren su filtraje, pero es muy difícil

Actuar de forma diferente

A todos nos interesa reducirlas, pero seguirán aumentando si no hacemos algo distinto pronto. Y enfatizo los términos ‘distinto’ y ‘pronto’. Ahora toca apostar fuertemente sobre el origen de las falsas alarmas: los usuarios. Nuestros datos arrojan que el 70 por ciento de las alarmas recibidas las provocan los usuarios o están causadas por circunstancias imputables a su responsabilidad.

Es ahí donde ahora urge actuar y donde hay gran margen de mejora a corto plazo. Superar el 99,3 por ciento de filtraje apenas tendrá impacto en la reducción de avisos, pero supondrá una disminución significativa de la cifra sobre la que se calcula ese porcentaje; es decir, si decrecen sensiblemente las falsas alarmas en origen provocadas por los usuarios, descenderá el número de avisos a las FCS.

Yendo más allá, el problema se concentra en aquellos usuarios que producen una reiteración de falsas alarmas, muchos de ellos sin inmutarse ni preocuparse por sus consecuencias. Podríamos explicarlo con el efecto Pareto: una minoría produce la mayor parte del problema.

Cambios de normativa

Los esfuerzos de concienciación y sensibilización no aportan grandes resultados; llevamos años comprobándolo. En mi opinión, la solución rápida está en una adaptación de la orden ministerial INT/316/2011 y la catalana IRP/198/2010, algo bastante sencillo de llevar a cabo si hay voluntad de los órganos de control de la Administración. El objetivo sería introducir algunos cambios y nuevas funciones para que podamos mejorar la capacidad de filtraje manteniendo la seguridad jurídica y que detectemos y actuemos directa e inmediatamente sobre los casos de reiteración.

El cambio debería incluir aspectos como los siguientes:

  • En la línea de lo que pretendía el artículo 50 del Reglamento y el 15 de la Orden INT/316/2011, que tan poco vemos aplicar, modificar el mecanismo para que las CRA sean las que detecten los casos de reiteración y corten directa e inmediatamente el servicio, al menos en lo que supone avisar a las FCS. Eso sí, solo en las viviendas y establecimientos que no estén obligados a disponer de medidas de seguridad. Incluir la obligación de informar al usuario para que investigue las causas y actúe para atajarlas. Darnos la atribución para restablecer el servicio una vez que el usuario certifique haber resuelto las circunstancias que las provocaban. Precisamente, esta idea la desarrollé con detalle en el número 478 de esta revista a través de un artículo titulado Siguiente paso contra las falsas alarmas: lograr una mayor colaboración de los usuarios.
  • Retirar la consideración directa de alarma confirmada a las alarmas de atraco para que podamos verificarlas, excepto en Cataluña, que ya se permite, sabiendo que el 99 por ciento de ellas son falsas.
  • Retirar la consideración de alarma confirmada a las de robo que lleguen de tres o más detectores junto a señales de conexión o desconexión, o que llegue la señal de desconexión un breve espacio de tiempo después, puesto que evidencian errores del usuario al entrar o salir.
  • Estudiar la posible incorporación de nuevos métodos de verificación basados en Big Data y análisis predictivo.
  • Incluir la obligatoriedad para que los usuarios faciliten a la CRA tres teléfonos de contacto a los que avisar en caso de alarma y los mantengan actualizados, salvo que tengan contratado el servicio de respuesta a las alarmas por vigilantes.
  • Aclarar y definir si las alarmas conectadas directamente al teléfono móvil de un usuario se equiparan a la verificación de una CRA y, por tanto, pueden ser comunicadas o no por ellos mismos a las FCS.
  • También sería conveniente intentar que los criterios de verificación de alarmas fuesen los mismos en todo el territorio nacional.

Resumiendo, la situación solo puede mejorar si se actualiza el marco legal y se centra el foco en los usuarios, causantes en origen de la mayor parte del problema. Y, valga la expresión, esto puede hacerse a nivel ministerial de hoy para mañana. Eso sí, si hay voluntad. ¿La hay…?