La guerra en Ucrania y el cambio de Gobierno en Estados Unidos empujan a la Unión Europea hacia una mayor autonomía en Defensa. ¿Qué papel debe jugar España en este nuevo escenario?
En los últimos meses, el contexto internacional ha cobrado nuevas dosis de volatilidad e incertidumbre. A la beligerancia rusa y la creciente proliferación de amenazas híbridas, se han sumado un incremento de la violencia en otras regiones del mundo, como el Sahel, y un giro drástico en la política exterior de los Estados Unidos.
Estos acontecimientos obligan a Europa a asumir un papel más activo en su propia defensa y seguridad, y a desarrollar ciertas capacidades tecnológicas, industriales y militares de las que había prescindido hasta el momento.
La Comisión Europea ha presentado una estrategia común que incluye medidas como las compras conjuntas, proyectos comunitarios en innovación e industria y propuestas para movilizar hasta 800.000 millones de euros adicionales. Al mismo tiempo, los Estados miembros han pedido a España que cumpla con el compromiso que adquirió en la Cumbre de Gales de 2014 y alcance un 2 por ciento de inversión en seguridad y defensa este mismo año.
El Gobierno de España cree en la diplomacia y en el sistema multilateral, y no dejará de apoyarse en ellos para impulsar la paz en el mundo. Pero también es consciente del riesgo que implican las nuevas amenazas híbridas y de la necesidad de construir una Europa capaz de defender sus intereses y garantizar la seguridad de su territorio con medios propios y soberanos. Nos encontramos ante un nuevo hito en el proceso de integración de la Unión Europea y nuestro país no puede quedarse fuera de él. Hacerlo sería una irresponsabilidad de cara a la ciudadanía y nos expondría a una grave pérdida de influencia en otros ámbitos clave para nuestro futuro.
En 2024, España invirtió en seguridad y defensa el 1,43 por ciento de su PIB. Esa cifra duplica la inversión realizada en 2018 en términos corrientes. Por ello, el Gobierno ha puesto en marcha un Plan Industrial y Tecnológico de la Seguridad y la Defensa, con el que pretende alcanzar el 2 por ciento del PIB en inversión en defensa y seguridad este mismo año.
¿Qué elementos diferenciadores puede aportar nuestro país para conseguir una mayor integración europea en materia de Defensa?
España participa de manera muy activa en las diferentes iniciativas europeas dirigidas a fomentar y potenciar la integración en defensa. Esto es así tanto en el ámbito de la Agencia Europea de la Defensa, donde España participa de manera destacada en las diferentes herramientas y actividades dirigidas a potenciar el desarrollo de capacidades y la búsqueda de oportunidades colaborativas de adquisiciones conjuntas (CARD, CDP, PESCO, etc.), como en el ámbito de la Comisión Europea, a través de la participación muy significativa de la industria de defensa nacional en el Fondo Europeo de Defensa y otras iniciativas en curso.
A esto se suma la presencia constante y permanente de representantes del Ministerio de Defensa en los diferentes foros multinacionales de discusión y debate de la UE relacionados con la Europa de la defensa. De esta manera se impulsa la integración, tanto a nivel industrial, fomentando y promoviendo la cooperación entre industrias de diferentes naciones; como gubernamental, a través de la promoción, por ejemplo, de demanda agregada para la producción.
¿Cuáles son los principales retos a los que se enfrenta actualmente la defensa nacional y cómo se está preparando España para afrontarlos?
La guerra en Ucrania ha devuelto el conflicto convencional a Europa, evidenciando la necesidad de reforzar las capacidades estratégicas de los socios comunitarios y la necesidad urgente de reponer existencias críticas, elevar el grado de preparación operativa y modernizar las capacidades. Esto ha obligado a replantear calendarios industriales, reforzar la cadena logística y priorizar la soberanía estratégica en sectores sensibles.
A su vez, el auge de las amenazas híbridas en forma de ciberataques, desinformación, presión económica y migratoria, junto con los sabotajes a infraestructuras críticas, plantean desafíos diarios a la seguridad nacional.
Asimismo, debemos valorar que España no deja de ser la frontera sur de la UE y de la OTAN, y que afronta desafíos y necesidades adicionales. Nuestra ubicación geoestratégica nos exige una defensa multidimensional, con capacidad de despliegue rápido y alta adaptabilidad operativa.
España, al igual que la gran mayoría de los países comunitarios, parte de una situación de infrainversión crónica en defensa con capacidades industriales fragmentadas y dependencias energéticas y tecnológicas en áreas críticas. Precisamente, el Libro Blanco sobre el futuro de la defensa europea y el plan ReArmar Europa/Preparación 2030 advierten de que sin un aumento considerable, sostenido y coordinado de la inversión en defensa, Europa no podrá garantizar una disuasión creíble ni hacer frente a contingencias de alta demanda.
En la misma línea, la Estrategia Industrial de Defensa Europea y el futuro Programa Europeo de Inversiones en Defensa subrayan la necesidad de consolidar una base industrial más robusta, resiliente e interconectada entre los Estados miembros.
En conclusión, España está preparada y afrontando los desafíos actuales de la defensa nacional. España cuenta con una estrategia integral que combina la adaptación al nuevo entorno geoestratégico con el impulso de la autonomía estratégica, el fortalecimiento de una base industrial de defensa innovadora y sostenible, y la cooperación con sus aliados. Todo ello, garantizando su seguridad y defendiendo sus intereses en el contexto internacional que compartimos.
«Nos encontramos ante un nuevo hito en el proceso de integración de la Unión Europea y nuestro país no puede quedarse fuera de él»
El presidente del Gobierno anunció en abril la puesta en marcha de un Plan Nacional para el Desarrollo e Impulso de la Tecnología y la Industria de la Seguridad y Defensa. ¿Cuáles serán las líneas maestras de dicho plan?
Este plan permitirá a España cumplir con sus socios comunitarios, garantizar la seguridad de su población e impulsar una nueva fase de desarrollo industrial y tecnológico en su tejido productivo, al tiempo que mantiene intacto su compromiso con el Estado del Bienestar, la transición ecológica y el impulso de la paz y el desarrollo en el mundo.
Como líneas maestras, persigue cinco objetivos. Uno, modernizar nuestras capacidades de defensa y disuasión para garantizar la seguridad de nuestra ciudadanía y territorio ante el cambio geopolítico y las nuevas amenazas híbridas.
En segundo lugar, consolidar el papel de España como un miembro fiable y central de la UE y contribuir al desarrollo de un espacio comunitario de seguridad y defensa que sea puntero y autónomo.
Tercero, impulsar una nueva ola de innovación, desarrollo y formación en torno a las tecnologías duales que ayude a consolidar la buena marcha de nuestra economía y la modernización de nuestro tejido productivo.
Cuarto, fomentar el crecimiento y la internacionalización de un tejido industrial de seguridad y defensa que conecte a grandes empresas y pymes españolas, a la vez que contribuya a eliminar las dependencias externas bajo el principio de la autonomía estratégica abierta.
Y quinto, favorecer la cohesión territorial mediante la creación de nuevas industrias y empleos en toda España.
Mediante este plan, el Gobierno se ha comprometido a aumentar el gasto en Defensa este año hasta alcanzar el 2 por ciento del PIB. ¿Cuáles van a ser las prioridades de inversión?
El presupuesto del Ministerio de Defensa ha experimentado un crecimiento sostenido en los últimos ejercicios, en línea con la necesidad de reforzar las capacidades nacionales, atender a las nuevas exigencias del entorno estratégico y cumplir con los compromisos internacionales, en particular con sus aliados. En línea con los compromisos asumidos con la UE y la OTAN, el Plan Nacional para el Desarrollo e Impulso de la Tecnología y la Industria de la Seguridad y Defensa movilizará un total de 10.471 millones de euros más en 2025, para alcanzar el 2 por ciento del PIB este mismo año.
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